02 marzo 2008

Goswintha, La reina


Fue la reina de las reinas visigodas, su personalidad ha traspasado siglos de historia recordando su magnifica figura. En la cama decidió parte del futuro de la antigua Hispania. Durante tres generaciones influyó decisivamente en el devenir del cambiante reino visigodo. Estuvo en todas la intrigas de corte y desde la sombra supo manipular para su favor a toda la cúpula aristocrática goda.
Nacida en el seno de una familia noble goda sobre el año 530, su vida transcurrió en las estrechas calles toledanas bajo las sombras de los vetustos edificios romanos y los nuevos palacetes de las familias dominantes godas. Entre el rumor del Tajo dibujó su futuro para que traspasara todos los tiempos. Su formación tuvo que ser de influencia romana, ya que sus dotes oratorias y políticas están al nivel de las grandes damas gobernantes romanas.
Casada con Atanagildo, magnate godo empezó a diseñar su personalidad política. Con el asesinato del rey Teudiselo, Atanagildo reivindicó el trono para él creando un conflicto con el bando de Agila que finalmente fue el que subió al trono. La figura de Goswintha aparece en la sombra de estas conspiraciones, mujer cautivadora urdía planes entre su círculo de influencia para conseguir sus propósitos. Pero esta vez falló.
Tres años más tarde Atanagildo se rebeló contra el rey Agila provocando una guerra civil. Ante la situación crítica el bando rebelde pidió ayuda a los bizantinos consiguiendo tras el asesinato del rey Agila el deseado trono. De nuevo la figura de la futura reina aparece en el eje de estas conspiraciones. Durante tres años de guerra Goswintha ejerció buena parte de la diplomacia del usurpador Atanagildo, dirigiendo desde Sevilla la política exterior rebelde.
Atanagildo asentó la corte definitivamente en la majestuosa ciudad de Toledo, organizando la vida hispana desde el centro peninsular. Disfrutando de un periodo estable, los reyes decidieron casar a su hija Brunekhilda con el rey Sigeberto I de Austrasia, y a su primogénita Gailswintha con el rey de Neustria Chilperico. Estas bodas formaban parte de la política de alianzas exteriores que se organizó desde Toledo para mantener la supremacía en el occidente mediterráneo. Desgraciadamente los sentimientos personales normalmente chocaban con el devenir político cotidiano, y los engaños del rey Chilperico acabaron en un enfrentamiento con su esposa Gailswintha, originando el asesinato de la reina, que era la forma habitual de acabar las disputas familiares de los reyes bárbaros.
El contemporáneo poeta Venancio Fortunato dibujó en los labios de Goswintha estas palabras al conocer la reina el asesinato de su hija.

“Si nuestra luz ya se extinguió, si murió nuestra hija,
¿Por qué, para derramar lágrimas, me retienes aún, vida enemiga?
Erraste en demasía, muerte implacable: cuando debieras haberte llevado a la madre, fue la hija a quien arrebataste.”

Aunque normalmente estas tristes desgracias y sus penas se ahogaban  rapidamente en el devenir cotidiano hasta desaparecer entre las agitadas conspiraciones palaciegas toledanas.
En el año 567 el rey Atanagildo fallecía, y de nuevo los bandos rivales godos disputaban el reinado. Goswintha en medio de todos y con el apoyo de parte de la aristocracia visigoda tejía el devenir futuro negociando con todas las partes. Tras cinco meses de batallas fue elegido nuevo rey el gobernador de Septimania, Liuva que tras unas arduas negociaciones con los magnates hispanos cedió el control de Hispania a su hermano Leovigildo, creando dos cortes en el reino visigodo.
Leovogildo para asentarse en el trono necesitaba una poderosa alianza en Toledo. Y Goswintha emergió ante la figura de Leovigldo como su futura esposa. Con esta boda comenzó una nueva etapa en el reino hispano. Goswintha, de nuevo estaba al frente del cuadro gobernante como la reina de los visigodos...

Continuará