24 marzo 2008

Goswintha, la reina -Final-


El avance católico fue imparable dentro de la corte toledana, y ocurrió lo que temía Goswintha y sus partidarios. El rey Recadero se convirtió al catolicismo y con él la gran mayoría de la cúpula visigoda que manejaba los resortes del poder.
Goswintha empezó desde entonces a planear y apoyar todo tipo de conspiraciones contra Recadero, pero el bando arriano había perdido poder e influencia y ninguna triunfó.
Siendo anciana, junto al poderoso obispo arriano Uldida ideó un malévolo plan para acabar con su hijastro en la corte toledana. La traición de sus partidarios descubrió la conjura y ello llevo al final a Goswintha.
¿Murió desterrada en Sevilla. o quizá ejecutada en Toledo?, ¿Estuvo encerrada en algún palacete hasta el final de sus días?, ¿O fue invitada a ingerir alguna pócima que le llevó al otro mundo?

Goswintha era un símbolo muy importante en el pueblo visigodo y su muerte se ocultó. La tradición, cultura e influencia política arriana desapareció con ella. El catolicismo había triunfado y una nueva forma de entender la vida comenzaba a reinar en el reino visigodo hispano.

“Frente a las aguas revueltas de Finisterre el espíritu arriano de la reina se despidió sobrevolando por última vez las tierras hispanas...
Por los valles de la Bética hasta las costas de la Tarraconense, entre las montañas norteñas hasta las llanuras meseteñas...
El cuerpo llevado por su alma emanaba agua de lloro queriendo rebrotar los verdes prados del reino visigodo...
Con ella terminó una época y con ella comenzó otra”


16 marzo 2008

Goswintha, la reina -III parte-


Después de cinco años de guerra, el rey Leovigldo se impuso a su hijo, y con la ira contenida del padre desterró a Hermenegildo a la Tarraconense donde murió al poco tiempo. Mucho se ha escrito de ese suceso, pero la realidad es que se sabe muy poco. Asesinato, muerte por enfermedad, o suicidio, no lo sabremos jamás. Lo cierto es que con su muerte Hermenegildo comenzó el camino de la beatificación cristiana. El hijo rebelde se convertiría en la imagen santa de los conversos.
La princesa Ingunda viendo peligrar su cabeza huyo con su hijo a tierras bizantinas donde desapareció con el mismo misterio que la muerte de su marido. La leyenda cuenta que la reina Goswintha buscó al primogénito de Hermenegildo en la misma Constantinopla con afán de protegerlo. La reina abriendo su bondadoso corazón quiso guardar la cuna real de posibles peligros pero lo cierto es que la princesa y su hijo jamás volvieron a aparecer por tierras hispanas.
Con la Bética pacificada no acabó para el reino arriano el problema con los católicos. La religión romana iba ganando peso a pasos agigantados dentro de la cúpula goda lo que originó frecuentes tensiones con el partido de la reina Goswintha, que veía como el bando católico iba penetrando imparablemente en los resortes del poder visigodo.
Con los aires impregnados de latines católicos sobrevolando las ocres llanuras hispanas, el rey Leovigildo se despidió de la vida dando su último aliento en las márgenes del río Tajo, observando cómo las aguas pacíficas chocaban en las riberas de la ciudad.
Goswintha de nuevo volvía a ser una mujer viuda contemplando cómo su hijastro Recadero se convertía en nuevo rey. Recadero influenciado por el bando católico suponía un peligro para los intereses de Goswintha, por lo que la veterana reina forzó a su hijo a reconocerla como madre. Este reconocimiento implicaba un paso genial de la viuda reina para seguir manejando determinados aspectos políticos del reino, así como demostraba el gran poder del partido de Goswintha.
Pero las aguas católicas seguían inundando la corte toledana, a pesar de las maniobras de Goswintha. Con la mirada fija en las encinas meseteñas, oyendo a las cotorras como cantaban al aire cálido, la reina viuda con preocupación pensaba en su hijastro y sus posibles decisiones políticas. Un nuevo conflicto no tardaría en comenzar. Y Goswintha estaría en el centro, como siempre…

Continuará

09 marzo 2008

Goswintha, la reina -II parte-


Con el apoyo político de la familia de Goswintha, Leovigildo pudo gobernar con tranquilidad el reino hispano, mientras la reina se ocupaba del aspecto diplomático. Poco tiempo después y misteriosamente en Septimania el rey Liuva moría dejando a Leovigildo como único gobernante. El poder central de Toledo volvía a emerger con fuerza con Leovigildo y Goswintha como base política. La corte toledana volvía a dirigir totalmente las riendas del reino visigodo.
A pesar del asesinato de una de sus hijas la reina siguió con las alianzas francas ya que eso consolidaba el poder del reino en las rutas mediterráneas. Para reafirmar las alianzas francas los reyes decidieron casar al primogénito del rey, Hermenegildo con la princesa franca Ingunda, hija de Sigeberto y de Brunekhilda, y nieta de la propia Goswintha.
Los magnates hispanos romanos habían consolidado la cultura y religión romana entre la aristocracia goda, los nobles godos veían en la cultura romana un signo de modernidad entre los aires retrospectivos de aquella época. Goswintha y su partido eran acérrimos arrianos y veía en el catolicismo un poderoso enemigo hacia sus privilegios y condición social. Por la qué la persecución a los cristianos comenzó con la reina como instigadora de aquel movimiento.
En este contexto llegó la princesa Ingunda a Toledo para casarse con Hermenegildo. En las tierras cristianas francas la religión no era un fenómeno de confrontación. Ingunda comprobó pronto que en Toledo la cosa era muy diferente.
Goswintha ordenó a la princesa que se convirtiera al arrianismo y esta se opuso defendiendo la fe cristiana como su propia identidad. La reina no podía tolerar ese golpe de efecto contra su posición y reaccionó con violencia, y de ahí el pasaje famoso narrado por Gregorio de Tours:
“Cogió a su nieta por la cabellera, la echó a tierra y la pateó y golpeó hasta dejarla cubierta de sangre. Entonces mandó que la arrojasen a la piscina bautismal arriana, pero en medio de tan brutal paliza, Ingunda se mantuvo íntegra en su fidelidad a su religión”.
Aunque esta afirmación hay que tomarla con cautela debido al profundo odio de Gregorio a los visigodos y la religión arriana. Lo cierto es que el enfrentamiento entre reina y princesa fue terrible y eso motivó que el rey Leovigldo decidiera mandar a su hijo y nuera a Sevilla.
Hermenegildo como asociado al trono ejerció desde Sevilla el gobierno de la antigua Bética comenzando uno de los episodios míticos del reino visigodo. Influenciado por su esposa y parte de la cohorte franca de la princesa, y con el apoyo de los poderosos magnates hispanos romanos del sur peninsular, Hermenegildo se convirtió al catolicismo y se rebeló contra su padre nombrándose rey de los territorios del mediodía que por entonces se hallaban bajo sus dominios.
La guerra comenzaba, Goswintha intensificaba la diplomacia para cortar los apoyos al hijastro rebelde, Ingunda pedía apoyo al emperador bizantino. Padre e hijo se enfrentarían en el campo de batalla entre la hierba y el polvo. Abuela y nieta, o lo que es lo mismo, suegra y nuera se enfrentaría entre los ladrillos de las habitaciones de los palacetes reales. La guerra para los hombres, la diplomacia para las mujeres…

Continuará


02 marzo 2008

Goswintha, La reina


Fue la reina de las reinas visigodas, su personalidad ha traspasado siglos de historia recordando su magnifica figura. En la cama decidió parte del futuro de la antigua Hispania. Durante tres generaciones influyó decisivamente en el devenir del cambiante reino visigodo. Estuvo en todas la intrigas de corte y desde la sombra supo manipular para su favor a toda la cúpula aristocrática goda.
Nacida en el seno de una familia noble goda sobre el año 530, su vida transcurrió en las estrechas calles toledanas bajo las sombras de los vetustos edificios romanos y los nuevos palacetes de las familias dominantes godas. Entre el rumor del Tajo dibujó su futuro para que traspasara todos los tiempos. Su formación tuvo que ser de influencia romana, ya que sus dotes oratorias y políticas están al nivel de las grandes damas gobernantes romanas.
Casada con Atanagildo, magnate godo empezó a diseñar su personalidad política. Con el asesinato del rey Teudiselo, Atanagildo reivindicó el trono para él creando un conflicto con el bando de Agila que finalmente fue el que subió al trono. La figura de Goswintha aparece en la sombra de estas conspiraciones, mujer cautivadora urdía planes entre su círculo de influencia para conseguir sus propósitos. Pero esta vez falló.
Tres años más tarde Atanagildo se rebeló contra el rey Agila provocando una guerra civil. Ante la situación crítica el bando rebelde pidió ayuda a los bizantinos consiguiendo tras el asesinato del rey Agila el deseado trono. De nuevo la figura de la futura reina aparece en el eje de estas conspiraciones. Durante tres años de guerra Goswintha ejerció buena parte de la diplomacia del usurpador Atanagildo, dirigiendo desde Sevilla la política exterior rebelde.
Atanagildo asentó la corte definitivamente en la majestuosa ciudad de Toledo, organizando la vida hispana desde el centro peninsular. Disfrutando de un periodo estable, los reyes decidieron casar a su hija Brunekhilda con el rey Sigeberto I de Austrasia, y a su primogénita Gailswintha con el rey de Neustria Chilperico. Estas bodas formaban parte de la política de alianzas exteriores que se organizó desde Toledo para mantener la supremacía en el occidente mediterráneo. Desgraciadamente los sentimientos personales normalmente chocaban con el devenir político cotidiano, y los engaños del rey Chilperico acabaron en un enfrentamiento con su esposa Gailswintha, originando el asesinato de la reina, que era la forma habitual de acabar las disputas familiares de los reyes bárbaros.
El contemporáneo poeta Venancio Fortunato dibujó en los labios de Goswintha estas palabras al conocer la reina el asesinato de su hija.

“Si nuestra luz ya se extinguió, si murió nuestra hija,
¿Por qué, para derramar lágrimas, me retienes aún, vida enemiga?
Erraste en demasía, muerte implacable: cuando debieras haberte llevado a la madre, fue la hija a quien arrebataste.”

Aunque normalmente estas tristes desgracias y sus penas se ahogaban  rapidamente en el devenir cotidiano hasta desaparecer entre las agitadas conspiraciones palaciegas toledanas.
En el año 567 el rey Atanagildo fallecía, y de nuevo los bandos rivales godos disputaban el reinado. Goswintha en medio de todos y con el apoyo de parte de la aristocracia visigoda tejía el devenir futuro negociando con todas las partes. Tras cinco meses de batallas fue elegido nuevo rey el gobernador de Septimania, Liuva que tras unas arduas negociaciones con los magnates hispanos cedió el control de Hispania a su hermano Leovigildo, creando dos cortes en el reino visigodo.
Leovogildo para asentarse en el trono necesitaba una poderosa alianza en Toledo. Y Goswintha emergió ante la figura de Leovigldo como su futura esposa. Con esta boda comenzó una nueva etapa en el reino hispano. Goswintha, de nuevo estaba al frente del cuadro gobernante como la reina de los visigodos...

Continuará

Audio campamentos romanos

Fue el hogar para gran parte de los soldados romanos, la vida y la muerte se repartió por igual en estas construcciones claves para el ejercito romano. Desde ellos se protegió la frontera romana de intrusiones barbaras durante varios siglos. También tuvieron gran importancia en las campañas y asedios de las legiones romanas en el momento de expansión del imperio. Algunos campamentos llegaron a convertirse en el núcleo de pequeñas ciudades, alrededor de ellos se instalaban los habituales servicios para el ocio legionario: prostíbulos, tabernas, baños, tiendas y un numeroso conjunto de edificios y almacenes para recoger la paga de los soldados. El águila legionaria en tiempo de descanso o paz era una gran consumidora de vicio generando un interés comercial que se satisfacía plenamente por ávidos y rapaces comerciantes...


27 febrero 2008

Campamentos militares romanos


Fue el hogar para gran parte de los soldados romanos, la vida y la muerte se repartió por igual en estas construcciones claves para el ejercito romano. Desde ellos se protegió la frontera romana de intrusiones barbaras durante varios siglos. También tuvieron gran importancia en las campañas y asedios de las legiones romanas en el momento de expansión del imperio. Algunos campamentos llegaron a convertirse en el núcleo de pequeñas ciudades, alrededor de ellos se instalaban los habituales servicios para el ocio legionario: prostíbulos, tabernas, baños, tiendas y un numeroso conjunto de edificios y almacenes para recoger la paga de los soldados. El águila legionaria en tiempo de descanso o paz era una gran consumidora de vicio generando un interés comercial que se satisfacía plenamente por ávidos y rapaces comerciantes.



Los campamentos tenían un diseño excelente, lo que primaba era la seguridad y el rápido acceso a los puntos defensivos. En sitios muy conflictivos o bien sitios permanentes se construían imponentes murallas de piedra y tierra, base de los posteriores castillos medievales. En tiempo de guerra alrededor del fuerte se solían cavar fosos para evitar el acceso fácil del enemigo, también se clavaban estacas en la tierra creando un anillo aterrador de casi imposible acceso de las tropas rivales. La protección del perímetro se completaba con la ubicación en puntos estrategicos de las terribles armas artilleras grecolatinas.



El interior del campamento estaba compuesto por los edificios que albergaban a la legión y parte de su séquito. En el centro se ubicaba el praetorium que era el edifico donde vivía el comandante del fuerte, alrededor se situaban los cuarteles con los legionarios, cárceles, establos para la caballería, locales administrativos, almacenes de grano y alimento, carnicerías, talleres de herreros, carpinterías, zapaterías, talleres de forja y todo tipo de edificos con artesanos que cubrían la logística de la legión. En el perímetro se disponía de unas tierras de cultivo para asegurar el abastecimiento de alimentos.



El campamento legionario fue un gran símbolo de Roma en tierras donde los bárbaros amenazaban y la pax romana era difícil de imponer. Entre los aullidos enemigos nocturnos buscando aterrar al ejercito romano, la ciudad imperial construyó buena parte de su futuro entre las maderas, piedras y kilos de tierra de los sólidos muros forteños. En los fuertes se vigiló por igual la paz y la guerra.

24 febrero 2008

Audio Hachas Medievales

El hacha fue una de las armas más terribles de la edad media, su versatilidad hizo que fuera empleada en numerosas tácticas guerreras. Se utilizó en el combate cuerpo a cuerpo...