29 noviembre 2007

La católica Isabel


Con los primeros fríos de invierno fallecía hace 503 años la mujer más fascinante de la historia castellana. En un mundo donde el valor femenino no era considerado, esta mujer de carácter sereno se sobrepuso a la historia y las circunstancias para llegar a dominar el reino más poderoso de la incipiente era moderna. Casada con el mas golfo de los príncipes hizo de su matrimonio la base política que trasformaría no solo la antigua Hispania, sino también la convulsa Europa y las tierras vírgenes de las recién descubiertas Indias.
Su gran capacidad intelectual le permitió encabezar el partido de los nobles que se oponían al continuismo político de su hermanastro Enrique. No dudo en guerrear con su sobrina, heredera legitima del trono, para alzarse a la corona castellana, y una vez en ella supo controlar a ese conjunto de nobles insaciables siempre dispuestos a la conjura y la traición. Gestionó sus dominios transformando el Medievo hispano y sentando las bases para la unificación peninsular. Dirigió a la iglesia hacia su reino, ese reino que se expandía emergiendo como la gran potencia del futuro. Ese reino que moldeó ella para crear el estado de sus ideales.
La leyenda cuenta que cuando le comunicaron que su esposo Fernando le era infiel habitualmente ella contestó a su alcahueta que lo único que le pedía a Fernando era que le diera hijos que pudieran reinar Castilla y lo demás lo juzgaría Dios y la historia.
Gracias a su visión geopolítica costeo, a pesar de la oposición de las cortes castellanas el viaje de Colon en busca de las Indias. Con sus joyas personales hizo posible uno de los hitos más fabulosos de la humanidad, el descubrimiento del nuevo mundo. Colon viajó con parte de los sueños de la única persona que lo tomó en serio, la reina.
Isabel representó la transición entre el Medievo y la era Moderna, la base del estado moderno fue su ancha y amada Castilla. Esa Castilla enemiga del baño personal afrontaba los nuevos retos de la historia con la gran reina que fue la católica. Su olor corporal traspasaba los muros de su palacio, su magna personalidad traspasaba los tiempos convirtiendo en esta adelantada de su tiempo en la católica Isabel.
Desde el castillo de Mota, en Medina del Campo, una fría noche del mes nostálgico de Noviembre hasta la eternidad que dibujó su identidad en la vieja Hispania y las nuevas Indias, Isabel se refleja en campos, montañas, ríos, selvas y mares.

25 noviembre 2007

Catulo, el poeta rebelde (Final)


En una época donde se vivía muy rápido, Catulo vivió demasiado deprisa y su cuerpo no aguantó. No sabemos si murió en los brazos de una profesional del amor o en la taberna donde la nueva generación de escritores se reunían para ahogar sus penas con abundante licor romano y exponer sus ideas sobre la sociedad, política y cultura, o quizás en una callejuela maloliente de la ciudad eterna en una noche festiva.
Una nueva forma de poesía nació con Catulo, él desarrollo la nueva elegía romana. Su poesía sincera con gran intensidad narrativa fue la base para las futuras generaciones de escritores romanos que vieron en Catulo, después de muerto, el gran genio que fue.

“Que es igual a un dios me parece aquel
(y que supera a los dioses, si es lícito)
que sentado frente a ti, sin cesar,
observa y escucha cómo
ríes con dulzor, lo que me arrebata
los sentidos, mísero: Lesbia,
en cuanto te veo, ya no me queda
ni un hilo de voz,
la lengua se torna torpe, y a manar
comienza una llama bajo mis miembros;
me zumban los oídos y una noche
doble cubre mis ojos.
El ocio, Catulo, te es muy molesto;
en el ocio te exaltas e impacientas.
El ocio ya perdió antes muchos reyes
y ciudades felices.”

Fue crítico con los conservadores intelectuales romanos, con la jerarquía patricia que acumulaba el poder, y se enfrentó duramente con Cesar. Mezclo sentimientos opuestos combinando belleza con grosería, y lo poco que nos ha quedado de sus escritos demuestra ante todo su honradez y su sinceridad. Fue un poeta adelantado a su tiempo, un incomprendido objeto de burla por parte de sus contemporáneos y fruto de admiración por parte de sus descendientes.

“Odio y amo. Por qué lo haga me preguntas tal vez.
No sé (pero siento cómo se hace y me torturo).”

Roma que se expandía generando una nueva forma de sociedad despidió a Gaius Valerius Catullus sin llegar realmente a disfrutarlo. En el año 54 a. d. C. un poeta desaparecía dejando el mito de su figura y sus escritos para que el futuro descubriera su mensaje. Catulli Carmina es el único testamento que nos ha quedado de su obra, pero su esencia aun sobrevuela inspirando a bohemios y rebeldes sin causa de las letras que escriben bajo la tutela de ese poeta que recorrió los rincones de Roma en busca de su yo y su sentido en ese mundo que empezaba a cobijar bajo su manto la civilización mediterránea, base de la civilización actual. La grandeza de Catulo está en la vigencia de su poesía transcurridos 2000 años.

“Me propones, vida mía, que este amor
que hay entre nosotros sea dichoso y perpetuo.
Grandes dioses, haced que pueda prometer verdaderamente,
y que lo diga con sinceridad y desde el alma,
para que nos sea permitido continuar toda la vida
este pacto eterno de sagrada amistad.”

Fuentes:
Catulli Carmina
Cayo Valerio Catulo: poesías completas. José María Alonso Gamo
Catulo y Lesbia. Leonor Silvestri
Historia de la literatura romana. volumen I. Albrecht von, Michael
Historla de la literatura romana. L.Bieler


20 noviembre 2007

Catulo, el poeta rebelde (IV parte)


“Muy bien les va a esos depravados maricónes
al comepollas de Mamurra y a César.
Y no es extraño: iguales manchas para los dos,
unas en Roma, otras en Formias,
grabadas se mantienen y no se borrarán;
enfermos por igual, como gemelos los dos,
en un solo lecho maestros ambos,
no éste más voraz adúltero que aquél,
socios incluso rivales por las niñitas.
Fenomenalmente les va a esos depravados maricones.”

La arrogancia y las conspiraciones políticas de Cesar fueron objeto de crítica de Catulo y su círculo intelectual. A pesar de ser gran amigo de su padre, Catulo no respetó la figura emergente de Cesar que comenzaba a sentar las bases para su proyecto político y social. Las actuaciones populistas de Cesar fueron reprobadas por los innovadores escritores que veían en Julio la sombra de una dictadura que ellos censuraban duramente.
Cesar se defendió reprendiendo los escritos del poeta al que acusó de escribir sin tener conocimiento, Catulo irónicamente le contestó.

“No me afano nada en absoluto
César,
en querer agradarte
ni en saber si eres hombre blanco o negro”

Cesar era un hombre muy influyente con gran popularidad por lo que los enemigos de Catulo aumentaron, la ciudad antes alegre y cordial oscureció para convertirse en un laberinto incómodo para el poeta. Sus numerosos enemigos le lanzaron terribles ataques conduciéndolo a una marginalidad social. Catulo respondió de forma despiadada.

“¡Que los dioses me asistan!
No creí que tuviese importancia alguna distinguir
entre oler la boca o el culo de Emilio.
No más limpio éste, no más sucia aquélla,
pero acaso el culo es más limpio y mejor,
pues no tiene dientes; y la boca tiene
unos dientes de pie y medio, unas encías de carro viejo
y además una abertura tan ancha
como suele tener el coño una mula
cuando mea en la calorina.
¿Y éste se folla a muchas
y se hace el guapo, y no se le manda al molino ni de asno?
Y la mujer que lo calienta,
¿no vamos a creer que ésa es capaz de lamer
el culo de un verdugo enfermo?”

Proximamente: El final

18 noviembre 2007

Catulo, el poeta rebelde (III parte)


Catulo supero la crisis de su ruptura con Clodia pero nunca llegó a olvidarla. Después de la tumultuosa relación vino la época más fecunda del poeta. Ahogando sus penas en los sectores críticos de la sociedad romana y teniendo una relación homosexual con un joven llamado Juvencio (mezclar relaciones heterosexuales y homosexuales estaba de moda entre la aristocracia romana), se erigió en el padre de la nueva elegía romana, una fresca poesía sincera y personal de modernas formas tratando de evitar la ambigüedad o el moralismo de los escritos clásicos. Estas composiciones breves de cuidada factura y estilo muy refinado fueron duramente criticadas por los sectores conservadores culturales romanos.

"Pajarillo, delicia de mi amada
con el que juega, al que en su mano tiene
y al que ofrece la punta de sus dedos
para que salte, picotee y muerda,
cuando ella, a la que adoro más que a nadie,
se entrega a no sé qué clase de juegos
como solaz, tal vez a sus pesares.
¡si yo pudiera, como lo hace ella,
jugar contigo, para así librarme
de la pena y tristeza de mi alma!"

Catulo les respondió cargando de grosería su poesía en defensa de su poesía y su honestidad.

“Os daré por el culo y me la vais a chupar,
Aurelio comevergas y Furio julandrón,
que, por mis versos, como son ligeros,
me habéis considerado un desvergonzado.
Es, de hecho, procedente
que el poeta honorable sea personalmente casto;
no es necesario que lo sean sus versos,
que, en definitiva, tienen sal y gracia
si son ligeros y desvergonzados
y pueden provocar las cosquillas,
no digo a los muchachos, sino a esos peludos
que no pueden mover sus duros lomos
¿Vosotros, porque habéis leído muchos miles de besos,
me consideráis poco hombre?
Os daré por el culo y me la vais a chupar."

El carácter autobiográfico de su poesía fue una constante, sus escritos son un reflejo de su personalidad y los momentos que vivió. Amó y odio a partes iguales, y en sus versos está su vida como espejo de su pensamiento. El compromiso social de Catulo fue en aumento conforme maduraba su mente, los poetas neotéricos que él representaba como líder, fueron muy críticos con determinados sectores sociales que buscaban un cambio en la sociedad republicana romana. Estos sectores sociales estaban encabezados por Julio Cesar y su partido…

Continuará
Próximo capítulo: Catulo contra Julio Cesar

16 noviembre 2007

Catulo, el poeta rebelde (II parte)


Con el telón de las calles de Roma como fondo en Catulo se desato una violenta pasión hacia Clodia la mujer de su protector Metelo, el antiguo gobernador de la Galia Cisalpina. Clodia era una mujer bella y esbelta que cautivo el alma de Catulo inspirándole los más hermosos poemas que él le escribiría con el seudónimo de Lesbia. Su relación fue intensa y apasionada. El camino del poeta era los dictados del cuerpo y del aliento de Clodia. Su oxígeno era la mirada de su amada.

“Vivamos, querida Lesbia, y amémonos,
y las habladurías de los viejos puritanos
nos importen todas un bledo.
Los soles pueden salir y ponerse;
nosotros, tan pronto acabe nuestra efímera vida,
tendremos que vivir una noche sin fin.
Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien;
luego, cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta para ignorarla
y para que ningún malvado pueda dañarnos,
cuando se entere del total de nuestros besos.”

Pero la afición al sexo de Clodia, una reputada ninfómana aficionada al cambio de pareja habitualmente rompió el corazón de Catulo que soñaba con su querida solo para él. Un amargo desengaño invadió el cuerpo del poeta que desde entonces deambuló por las calles romanas navegando en las aguas de la depresión y la tristeza.
Entre la compañía pagada de las fulanas, las tertulias literarias de su círculo de amigos y las nuevas corrientes socio-políticas que recorrían la urbe, Catulo consiguió respirar aire alegre para salir del desánimo y abatimiento que le produjo la frustración de su relación con Clodia.

“Desgraciado Catulo, deja de hacer tonterías,
y lo que ves perdido, dalo por perdido.
Brillaron una vez para tí soles luminosos,
cuando ibas a donde te llevaba tu amada,
querida por ti como no lo será ninguna.
Entonces se sucedían escenas divertidas,
que tú buscabas y tu amada no rehusaba.
Brillaron de verdad para ti soles luminosos.
Ahora ella ya no quiere; tú, no seas débil, tampoco,
ni sigas sus pasos ni vivas desgraciado,
sino endurece tu corazón y mantente firme.
¡Adiós, amor! Ya Catulo se mantiene firme:
ya no te cortejará ni te buscará contra tu voluntad.
Pero tú lo sentirás, cuando nadie te corteje.
¡Malvada, ay de ti! ¡Qué vida te espera!
¿Quién se te acercará ahora? ¿Quién te verá hermosa?
¿De quién te enamorarás? ¿De quién se dirá que eres?
¿A quién besarás? ¿Los labios de quién morderás?
Pero tú, Catulo, resuelto, mantente firme.”

Continuará

13 noviembre 2007

Catulo, el poeta rebelde (I parte)


Provocador, renovador, sincero, obsceno, combinó la belleza con la grosería, fue capaz de mezclar el verso más tierno con el insulto más chabacano.
Este rebelde de las letras y su tiempo nació en Verona en el año 87 a. C. en el seno de una familia rica e influyente políticamente lo que le sirvió para tener una alta educación que aprovechó para enriquecerse literariamente. Eran tiempos prósperos en la Galia Transalpina que se preparaba para servir como base logística a Julio Cesar en su campaña de invasión de la Galia bárbara. El padre de Catulo, gran amigo de Cesar mando a su hijo a estudiar a Roma. La ciudad eterna será el escenario de las pasiones salvajes de este revolucionario inconformista. Conoció a lo más sobresaliente de la intelectualidad romana y caminó dentro de la llamada generación de poetas neotéricos enfrentándose a los ortodoxos escritores romanos comandados por Cicerón.
Con la pasión griega brotándole del alma como un devoto juvenil interesado por las más perversas formas de entretenerse empezó a caminar como alma bohemia entre los rincones de la felicidad romana. Asiduo de los mejores prostíbulos perdió su inocencia entre los pechos de las rameras y su tinta de escribir. La noche y su gente se convirtieron en el mosaico de su vida, la expresión rebelde empezaba a germinar en sus sueños alejandrinos…

“Esa barca que veis, huéspedes,
presume de que fue la más rápida de las naves
y de que el empuje de ningún navío
sobre las ondas pudo dejarla atrás,
bien se tratara de volar a remo o a vela.
Y dice que esto no lo niega la costa del amenazador Adriático
o las islas Cícladas ni la famosa Rodas
ni la espantosa Propóntide Tracia o el terrible golfo del Ponto,
donde ésta, luego barca, fue antes melenudo bosque:
pues, en la cumbre del Citoro
a menudo silbó con su habladora cabellera.
Amastris del Ponto y Citoro que produces bojes,
para ti esto fue y es conocidísimo -presume la barca-.
Desde su más lejano origen dice que se asentó en tu cumbre,
que empapó sus remos en tu superficie y de allí avanzó
como dueña por tantas inmoderadas corrientes,
ya el viento la empujara por izquierda o derecha,
ya Júpiter hubiera soplado favorable sobre ambas escotas;
y que, en su interés, no se hicieron votos a los dioses de la costa
cuando volvía hace nada del mar a este cristalino lago.
Pero estas cosas ocurrieron antes; ahora, en oculta quietud,
descansa vieja y se consagra a ti,
gemelo Cástor, y al gemelo de Cástor”

Continuará

10 noviembre 2007

El último rey de Asturias (Final)


Alfonso había conseguido estabilizar el reino territorialmente, la expansión y consolidación de las fronteras en el rio Duero era una realidad a pesar de los intentos bereberes de tomar Zamora en el año 901. En la zona oriental el afianzamiento del condado de Castilla suponía un fortalecimiento del propio reino en esa conflictiva franja territorial. El rey llamado ahora Magnus imperator se dedicaba a organizar el nuevo reino para fortalecer al máximo las arcas reales y poder seguir conquistando tierras a los musulmanes. Los verdes prados ovetenses perfumaban los cantos alegres del populacho mientras un numeroso contingente de mozárabes venidos del sur recorría el reino astur buscando un lugar donde alojarse para comenzar una nueva vida.
Eran momentos felices para el rey, que rodeado de sabios hacia realidad sus inquietudes artísticas favoreciendo un espectacular florecimiento de las artes y las letras.
Pero una terrible noticia vino a cambiar su reinado, rodeado de sus fieles consejeros le comunicaron que su hijo el infante García preparaba una conjura para destronarle. Con la ira contenida del padre que es traicionado por su propio hijo mandó apresar al infante, entonces fue cuando estalló la rebelión general comandada por el suegro de García, el conde castellano Nuño Fernández y el apoyo de los infantes, Ordoño, Fruela, y la reina Jimena que ahora se vengaba de la continua infidelidad matrimonial del rey.
Alfonso III evitó la guerra civil y retirándose al complejo de San Salvador de Valdedios contempló cómo sus hijos se repartían el reino por el que él tanto había luchado para engrandecerlo llevándolo a una vorágine de confusión y desorganización. León para García, Galicia para Ordoño y Asturias para Fruela.

“Dime, ¿podrá conseguir lo que anhela
quien adolece de males sin tregua?
¡Ay, corazón que el amor atormenta!
Esta inquietud y dolor en que vive
Derrite de deseos al triste.

Sufro, de aquel a quien amo, el olvido,
porque no sabe, en su sueño tranquilo,
que nunca acaba el insomnio en que vivo.
¿Quién a esos lánguidos ojos resiste,
si dicen que del mal no desisten?”

Caía la nieve en Covadonga, el aire barría las últimas hojas caídas de los arboles, el monte Naranco observaba en la lejanía la anciana alma del rey. El invierno del año 910, en la ciudad de Zamora, donde se había trasladado Alfonso para evitar las gélidas corrientes de la montaña asturiana, con el manto de la escarcha invernal en el exterior de su palacio y escuchando las salves de los monjes por su alma, el espíritu triste, por la traición de sus hijos y esposa, de Alfonso III, el Magno, el último rey de Asturias abandonaba la tierra para unirse en el cielo con los espíritus de sus antepasados.

“El olor de la hierba fresca
Inundaba el alma de tan grande señor
Mientras cabalgaba en su caballo
A la busca de ese horizonte
Que era su vida”

El reino de Asturias desaparecía con él.

Fuentes:
C. SANCHEZ ALBORNOZ “El Reino de Asturias”
M. GÓMEZ MORENO "Las primeras crónicas de la reconquista"
R.MENÉNDEZ PIDAL “Historia de España. La Reconquista y el proceso de diferenciación política”
CRÓNICAS DE ALFONSO III
CRÓNICA ALBELDENSE
CRÓNICA DE SAMPIRO
ROMANCERO VIEJO
ABŪ BAKR MAMAD “Jarchas”


06 noviembre 2007

El último rey de Asturias (IV Parte)


El año 882 el poderoso ejercito árabe saqueo Zaragoza y después se dirigió hacia León por la antigua vía romana, luego de asolar Castrogeriz marcharon hasta las mismas murallas de León y sorprendentemente en vez de atacar la ciudad aceptaron la negociación que les ofreció Alfonso III. Después de un intercambio de prisioneros y el correspondiente pago del rey astur las tropas cordobesas se retiraron hacia su ciudad.
Un año después la campaña se repitió y el resultado fue el mismo, Alfonso III había contenido el ataque cordobés pero sus deseos de expansión se habían frenado. Este hecho, la política de restauración de costumbres visigodas, la reafirmación del reino asturiano como continuación del antiguo reino godo de Toledo, así como la obligación que impuso a los nobles para que pagaran con su patrimonio obras civiles hizo que las conjuras empezaran a crecer. Los hermanos Freila, Odoario y Vermudo encabezaron una rebelión tomando la plaza de Astorga donde organizaron un poderoso ejército con la ayuda de otros condes.

"El caballo era ligero
y saltado había un vallado,
mas al salir de una cuesta,
a la asomada de un llano,
vido mucha adarga blanca,
mucho albornoz colorado
y muchos hierros de lanzas
que relucen en el campo.
Metido se había por ellos"

Alfonso III actuó enérgicamente destruyendo la rebelión de forma rápida. El reino cordobés también vivía momentos tumultuosos, el emir, ya anciano no conseguía sofocar definitivamente las rebeliones. Alfonso III que había perdido sus alianzas árabes acepto una tregua, eran momentos de estabilizar los reinos. Fundó la que sería en un futuro capital de Castilla, la ciudad de Burgos, alrededor de una fortaleza avanzada en la frontera oriental (884) 
El rey continúo su política repobladora reorganizando territorialmente el reino con la construcción de numerosos monasterios. También proyectó un mecenazgo cultural muy importante y mandó escribir crónicas históricas reivindicando el pasado visigodo del reino.
En Córdoba seguían con los problemas internos agravados con la muerte del emir Muhammad (886) lo que aprovechó el rey para romper la tregua y conquistar Zamora, Toro, Dueñas y más tarde Simancas. El ardor guerrero de Alfonso había renacido como ave Fénix, en la capilla del palacio daba gracias a Dios por su ayuda mientras ideaba nuevas empresas, las cenas festivas donde las bailarinas exhibían su vientre al ritmo de los instrumentos de cuerda y las voces de los músicos eran numerosas, los atardeceres teñian a León de un manto ocre acompasado con las salves de los párrocos reprimiendo en latín al pueblo para conseguir su justa salvación.

“A mi grave me seria
dexar los prados con flores,
en mayo la fuente fría,
vergeles con ruiseñores”

Mientras Alfonso degustaba el vino leones y disfrutaba de los placeres que le ofrecían las bellas mujeres mozárabes esperando el momento propicio para una nueva campaña alguien muy cercano a él conspiraba para destronarlo…

Proximamente: El final


04 noviembre 2007

El último rey de Asturias (III Parte)


En la costa de la muerte con el cabo Finisterre de testigo se desató una terrible tormenta que destruyó toda la flota árabe. La ira del cielo se volcó sobre los musulmanes haciéndoles desaparecer en las frías aguas gallegas. Este suceso anuló la operación de Muhammad I contra el reino astur. Las nubles negras cubrían el antes poderoso e invencible emirato cordobés.
Al-Andalus era un caos, en el valle del Ebro la familia de los Banu Qasi se habían proclamados reyes de Zaragoza, el muladí Ibn Marwan, conocido como el Gallego, gobernador de Mérida, no respetaba la autoridad cordobesa, en Sevilla se había formado un gobierno semi-independiente liderado por los nobles locales, en la serranía de ronda Umar Ben Hafsun con un poderoso ejército se había rebelado contra el emir.
Alfonso III aprovecho esta debilidad para extender sus dominios progresivamente y aliándose militarmente con Ibn Marwan emprendió una campaña de saqueo por el valle del Tajo derrotando nuevamente al ejército cordobés en el monte Oxifer, consiguiendo un gran botín en la operación.
La leyenda de Alfonso como Magno corría los vientos de la meseta para llegar a oídos del populacho que celebraba a tan grande rey de la forma más feliz posible. Casado con Jimena Garcés probablemente hija del rey navarro García, con las alianzas de los Banu Qasi e Ibn Marwan, Alfonso III tenía una posición fuerte y estable en Hispania, lo que aprovecho para llevar a cabo una labor repobladora en la meseta. Con las arcas llenas emprendió una política constructora en el reino para fortalecer la imagen real y estabilizar el reino, La abadía de Santo Adriano de Tuñón, La iglesia de San Salvador de Valdediós, la Basílica de Santiago de Compostela, el dinero que empleo para las fortificaciones de plazas, arreglo de calzadas y construcción de edificios en los concejos son una buena muestra de esta exitosa política.
Los condados asturianos rebosaban de alegría y prosperidad, en los verdes prados pastaban ovejas y vacas, las buenas lluvias alimentaban la tierra para cosechar gran cantidad de cereal, en el litoral los pescadores obtenían abundante pesca, los trovadores y artistas teatrales recorrían los pueblos alabando las virtudes del magno monarca, la actividad comercial con Zaragoza y Navarra era buena, el tránsito marítimo entre Asturias y los francos era excelente.
Todo era prosperidad y felicidad; en este ambiente Alfonso III decidió fortalecer sus fronteras y ampliar su reino preparando una campaña de expansión hacia Zamora y Toro para extender sus fronteras hasta la ribera del Duero.
Los vientos eran cálidos y agradables en las tierras asturianas, pero el emir Muhammad I quería recuperar su antaño control en la zona norte y preparó una expedición contra Zaragoza para derrotar a los rebeldes Banu Qasi y luego avanzar por la antigua vía romana hacia la gran ciudad del reino astur, León. El deseo de venganza era el credo de los ofendidos cordobeses, Córdoba despedía al ejército con todos los honores, una lluvia de flores caía sobre los guerreros árabes, el emir rezaba en la mezquita para que esta fuera la decisiva victoria sobre sus enemigos. Al-Mundir, el hijo del emir comandaba el poderoso ejército...

Continuará.

01 noviembre 2007

El último rey de Asturias (II Parte)


A pesar de los problemas internos el emir Muhammad I no podía tolerar la humillante derrota de sus tropas en costas atlánticas con la perdida de plazas tan importantes estratégicamente como Coímbra y Oporto.
En caballos andaluces, afilando sus cimitarras y orando a su dios, los musulmanes se dirigían al reino astur con ánimo de venganza. Mientras, Alfonso III preparaba su defensa buscando aliados desesperadamente. Encontró uno muy importante, Abd al-Rhamán ibn Marwán, señor de Mérida y rebelde al emir de Córdoba que le proporciono una importante ayuda económica para afrontar la dura batalla. En el año 878 se libró la batalla de la Polvoraria donde la disciplina asturiana se impuso a las enérgicas pero desorganizadas tropas árabes. La victoria de Alfonso III fue enorme causando más de 13000 bajas entre los cordobeses, el resto del ejército árabe huyo despavorido siendo perseguido por las tropas cristianas para ser alcanzado y derrotado totalmente en Valdemora.
La ira del emir era total, las ejecuciones por negligencia fueron numerosas entre los pocos supervivientes de la campaña contra los cristianos, la mezquita cordobesa era un rincón de luto, las flores andaluces se marchitaban con el ánimo del pueblo, las oraciones árabes eran cantos de tristeza. Muhammad I tuvo que firmar una tregua con el rey Alfonso III (era la primera tregua que se veía obligado a firmar un emir cordobés con un rey cristiano). Esta tregua le sirvió a Muhammad I para sofocar las rebeliones internas y preparar una gran venganza con la que castigar a los desharrapados y malolientes cristianos que le habían infringido una nueva y humillante derrota. Después de pacificar mínimamente el emirato preparó una gran flota que bordeando el atlántico asolaría las costas gallegas y cántabras mientras un nuevo ejército terrestre tomaría las plazas asturianas.

“ ¡Oh, cómo me conocen
la noche y el Desierto y mi corcel,
y la lanza y la batalla,
y la pluma y el papel!”

La idea era terriblemente perversa, los cristianos se verían sorprendidos por un ataque que no esperaban, desde las revoltosas y frías aguas cántabras los barcos cargados de guerreros de Ala surgirían entre la niebla con sus relucientes cimitarras cantando lúgubres cantos guerreros ante el estupor de los humildes pescadores asturianos.

“Temed a Allah, únicamente y por él
soporta las penas y haz el bien,
pues la abstinencia y la pureza de corazón
son los únicos medios para salvarse”

Mientras, por el sur un potente ejercito asolaría las tierras astures…

“Vio la estrella a un demonio espiar furtivamente a las puertas del cielo, y se lanzó contra él, encendiendo un camino de llama.
Parecía un jinete a quien la rapidez de la carrera desatara el turbante y que lo arrastrase entero tras de sí un velo que flota”

Continuará