17 junio 2007

Teodrico I, El azote de dios


Era una mañana gris y bajo el manto de una translucida niebla, el “azote de Dios” miraba al frente convencido que sus 500000 hombres iban a arrasar a esa mezcla de romanos, visigodos, alanos, burgundios y francos que estaban esperandoles. Después de beberse cantidades ingentes de licor la noche anterior, los hunos se preparaban para vengar la ofensa que Valentiniano había hecho a su jefe negándole la mano de su hermana Honoria, y después de haber arrasado media Europa se preparaban para dar el asalto definitivo a esa Roma que antaño fue una gran imperio y que ahora era un cumulo de despojos corruptos y de anarquía funcional.
Atila despreció a la gente que tenía en frente, pensaba que eran unos desharrapados luchando por cuatro monedas que les habían prometido los romanos y unos cuantos legionarios faltos de paga que huirían en la primera embestida, pero se equivocó, Teodorico, rey de los visigodos no estaba dispuesto a que un extraño oriental arrasara su particular paraíso terrenal, los godos eran igual o más barbaros que ellos y luchaban por su tierra, sus mujeres y en definitiva todo lo que tenían (parte del imperio romano les pertenecía), y en frente de los legionarios estaba el último gran general romano: Aecio, gran conocedor de los hunos y con unas habilidades tácticas muy superiores a Atila.
El sonido, cada vez más fuerte y grave, invadía los Campos Cataláunicos, la tensión en los rostros, las voces se modulaban con el agitar de las armas, los cuernos iban a estallar….
Y Aecio mandó atacar a la caballería franca sobre los gépidos que se hallaban en un franco huno…….