03 julio 2007

Ramiro I


Transcurrían los días y las reservas físicas y mentales se iban agotando debido a la ingesta continua de vino y licores norteños. En las Bardulias era un gran acontecimiento que el primogénito del reino Astur celebrara su boda al son de las cuerdas medievales y las flautas. Caballeros y populacho disfrutaba de tan magno acontecimiento, los trovadores recitaban gestas de personajes que se convertían en héroes en la imaginación de la gente, las prostitutas hacían su particular agosto dando placer al personal, el mercado generaba grandes ingresos, las representaciones teatrales se convertían en auténticos delirios y orgías guerreras triunfalistas contra los moros y en general todo nadaba en abundancia bajo el manto pagador del futuro rey Ramiro.
Recibió tres noticias en su estancia, cuando supo que su padre Alfonso II “El Casto” hubo muerto, las lagrimas le inundaron el rostro, cuando supo que era nombrado nuevo rey la alegría le desbordó, cuando supo que el conde Nepociano se había autoproclamado rey con el apoyo de buena parte de la nobleza ovetense la ira le desquebrajó.
Arrodillado ante un monje maloliente y su cruz de madera juró recuperar su reino, pero sin monedas y con el apoyo de pocos caballeros lo único que pudo hacer fue marcharse a Lugo en busca de aliados gallegos.
Ramiro consiguió despues de muchos esfuerzos y no pocas corruptelas el apoyo de varios nobles y sus ejercitos y con estos se dirigió en busca de Nepociano.
En las orillas del rio Narcea, Ramiro miraba a Nepociano al frente, el momento de la venganza había llegado, el día anterior las percusiones sonaron graves y trágicas, los relatos se oyeron con pasión, las oraciones acabaron en lágrimas y los licores dejaron su impronta de alegría, depresión y agresividad………