El hacha fue una de las armas más terribles de la edad media, su versatilidad hizo que fuera empleada en numerosas tácticas guerreras. Se utilizó en el combate cuerpo a cuerpo, para realizar asaltos, como arma defensiva, para parar a la caballería, como arma arrojadiza y en toda situación que podamos imaginar. Esta utilidad tan variada le creó una aureola mítica bañada en leyendas extendidas entre el populacho medieval.
Su manejo requería bastante tiempo de instrucción, a las faldas de los castillos los guerreros practicaban continuamente para conseguir el mayor dominio sobre esta terrorífica arma. Su evolución fue paralela a la convulsa sociedad en la que existió. Al principio de la edad media el hacha se solía emplear para realizar asaltos y contener cargas de caballería. Golpes certeros sobre las caballerías causaban estragos en las filas enemigas y su contundente filo servía para traspasar corazas y escudos en las cargas contra los rivales.
El hacha también se convirtió en un arma artillera al ser empleada como objeto arrojadizo. Su gran variedad en formas y tamaños hizo que fuera utilizada en múltiples situaciones. Desde el noble de más alto rango hasta el esclavo guerrero utilizaron esta arma. Su filo creó el pánico en las filas enemigas, su leyenda manchada en sangre inspiró numeroso escritos romances.
El hacha fue el arma de los pobres y de los ricos. En el hierro, madera y piedras de decoración está escrita buena parte de la épica medieval. Los versos de la noche, de los bosques, de la guerra, de los prados, de los castillos tienen su métrica en el sonido del hacha al impactar con orgullo y contundencia en los sueños medievales guerreros.
El hacha también se convirtió en un arma artillera al ser empleada como objeto arrojadizo. Su gran variedad en formas y tamaños hizo que fuera utilizada en múltiples situaciones. Desde el noble de más alto rango hasta el esclavo guerrero utilizaron esta arma. Su filo creó el pánico en las filas enemigas, su leyenda manchada en sangre inspiró numeroso escritos romances.
El hacha fue el arma de los pobres y de los ricos. En el hierro, madera y piedras de decoración está escrita buena parte de la épica medieval. Los versos de la noche, de los bosques, de la guerra, de los prados, de los castillos tienen su métrica en el sonido del hacha al impactar con orgullo y contundencia en los sueños medievales guerreros.