21 enero 2008

Rebelión en Septimania -II Parte-


Cruzando los prados húmedos de las tierras norteñas, el rey Wamba dirigió el ejército hacia Barcelona capturando las ciudades rebeldes de Calahorra y Huesca. Paulo desde la Septimania pretendía invadir Hispania para apoderarse de todo el reino. Pero la experiencia y fortaleza del gran rey Wamba dieron al traste con tales intenciones.
Con la toma de Barcelona, Wamba corto el acceso más cómodo y rápido a Hispania de las tropas rebeldes, controlando a la vez la costa con la marina de guerra. Una vez repuesto el ejército real en las costas barcelonesas, el rey y sus primates elaboraron la estrategia a seguir en la recuperación de la provincia gala.
Con la brisa del mar como acompañante, tres columnas encabezaban el ejercito real, una remontó el valle del Segre, atravesando Cirritania para penetrar en la Septimania por el valle del rio Tet, la segunda marchó por Vich descendiendo el rio Tech hasta Ceret, y la tercera avanzó por la calzada romana paralela a la costa. El rey marchó detrás bordeando la costa al mismo paso que los barcos de guerra.
Las tres columnas tenían la misión de despejar el camino hasta Narbona, donde el rey lanzaría un ataque combinado por tierra y mar contra la capital provincial.
Las costumbres guerreras godas permitían la rapiña y la fornicación en las tierras en guerra, pero Wamba en su camino quería ganarse la popularidad y cariño del populacho, y prohibió a los guerreros saquear las tierras rebeldes, así como fornicar con las jóvenes damiselas galas, castigando duramente a quien incumpliera las órdenes.
A los pies de los Pirineos, con la nieve como telón, el veterano guerrero hablaba a sus hombres para mostrarle el camino de la victoria. Cruzando la cordillera los antes paisajes verdes símbolos del bienestar visigodo serían tierras oscuras y peligrosas. Paulo había preparado cuidadosamente la defensa de Narbona, en cualquier rincón del camino habría trampas peligrosas, los valles galos se podrían convertir en un infierno. Paulo desde detrás de los Pirineos mandaba un burlón mensaje al rey desafiándolo a bajar las montañas para enfrentarse a él.
Wamba arengó a sus hombres con el orgullo godo de la dignidad y la patria, y después de dos días de descanso bebiendo vino peleón para combatir el frio y comiendo ternera para fortalecer las grasas, el rey se dispuso a cruzar los Pirineos….