24 octubre 2007

Fuego Griego





En el año 673 los guerreros de Alá ondeando la bandera de la guerra santa asolaron el imperio romano de Oriente obligando a los bizantinos a replegarse a Constantinopla. Innumerables barcos agitando la media luna se disponían a conquistar la última capital romana.
Los sacerdotes cristianos alzaban sus plegarias al cielo, las campanas redoblaban envolviendo el aire de la ciudad con un manto solemne. Los defensores bizantinos observaban las siluetas de las embarcaciones enemigas en el oriente, la tensión de la espera flotaba por encima de los mármoles romanos.
La situación era desesperada, Constantino IV Pogonatos conocía la superioridad árabe y la escasa moral de sus tropas imperiales. Reunido con sus generales intentaba buscar una solución al bloqueo e inminente ataque mahometano.
Y entonces como milagro divino se presento en la corte la enigmática figura de Calínico de Heliópolis ofreciendo un arma secreta que ayudaría a vencer a los árabes, un arma desconocida que causaría el terror en las filas sarracenas. El emperador y sus generales incrédulos escucharon a Calínico.
Los barcos bizantinos salieron al encuentro de las naves árabes con la intención de romper el bloqueo, en la proa de los barcos iban colocados unos tubos metálicos que relucían bajo el sol. Los árabes confiados en su superioridad y perplejos por la insensatez de los bizantinos lanzaron un ataque frontal para eliminar a los osados marinos. Estando cerca las naves árabes dispuestas al abordaje la mar se hizo fuego, los tubos metálicos comenzaron a expulsar llamas. El terror y el caos inundo a los árabes, sus naves se incendiaron, los marinos ardieron sobre cubierta, cuerpos quemados flotando sobre la mar, de la mismas aguas se alzaron llamas, la victoria bizantina fue total. Mientras la mar ardía, las naves romanas volvían gloriosas a la plateada Constantinopla. El fondo del mar recogía las naves y cuerpos mahometanos, y en ellos sus sueños de expansión por el legendario Bizancio. La leyenda del fuego griego había nacido.
El secreto de este lanzallamas se mantuvo siempre oculto y sirvió para que el imperio se hiciera dueño de la mar y pudiera contener los ataques de los siempre insaciables árabes y rusos. Conocemos que el fuego griego era lanzado en una especie de cañón y empujado por un tipo de bomba impulsora inventada en el siglo III a. C. por Ctesibio de Alejandría, los componentes de este liquido inflamable se desconocen aunque pudiera tratarse de nafta, cal viva y salitre, o bien petróleo destilado con resina espesante que lo prendían en el tubo y salía impulsado como un chorro de llamas con la acción de la bomba adhiriéndose a objetos, personas ,y lo que más pavor causo en la antigüedad ,flotando sobre la mar. La realidad es que este secreto guardado celosamente por los emperadores y descendientes de Calínico desapareció con Constantinopla. El fuego de la salvación mantuvo a los bizantinos en la fe del futuro. La mar ardía y Constantinopla relucía reflejada en ese mar de llamas.

Fuentes:
Crónicas. Teófanes
Historia deI Imperio Bizantino.Tomo Primero. A.A.Vasiliev.