La edad media se caracterizo por un gran caos político y social, la anarquía y el descontrol con finales sangrientos fue una de las constantes de este periodo. El sistema feudal creó múltiples señores que con el poder de sus ejércitos condicionaron el gobierno de los reinos, llegando hasta el punto de hacer guerras sin autorización real y lo que es más grave a luchar con tropas del mismo reino.
En el año 1079 Alfonso VI envió dos embajadas a los reinos de Granada y Sevilla con motivo de cobrar las parias anuales. Las parias eran los pagos que hacían determinados reinos a cambio de protección por parte de otro reino. La embajada de Granada iba comandada por el conde García Ordoñez y la de Sevilla por Rodrigo Díaz, el Cid. El rey de Granada antes de pagar las parias pidió a García Ordoñez, gobernador de La Rioja, que iba acompañado por Fortun Sánchez, noble alavés, Lope Sánchez, hermano del anterior y Diego Pérez, notable de Castilla, y sus correspondientes mesnadas (ejércitos) que saquearan el reino de Sevilla para dar una lección a su entonces enemigo el rey al-Mutamid. Los nobles sin consultar a nadie y muy gustosamente accedieron al trato con claro interés de sacar botín en esta campaña. Con las tropas árabes de Granada y sus mesnadas los nobles castellanos pusieron rumbo a Sevilla.
En esta ciudad estaba el Cid para cobrar las parias correspondientes, y el rey sevillano le comunicó el ataque al que iba a ser objeto exigiéndole la defensa y protección que estaba obligado a prestarle como representante del rey Alfonso VI, beneficiario de las parias. El Cid al conocer la maniobra de García Ordoñez y el rey granadino avisó a los atacantes pidiéndoles que se retiraran, pero esto solo provocó la burla de ellos que prosiguieron su avance confiados en su superioridad numérica. Ante esta situación el Cid salió al encuentro de García Ordoñez con su ejército y las tropas sevillanas del rey al-Mutamid.
Los dos ejércitos se encontraron en Cabra produciéndose una durísima batalla donde la visión estratégica del Cid venció a la superioridad numérica de García Ordoñez infringiéndole una dura derrota narrada en la Historia Roderici.
“el ejercito del rey de Granada sufrió una tremenda matanza tanto de mahometanos como de cristianos hasta que vencidos y avergonzados huyeron ante Rodrigo Díaz.
En esta batalla fue capturado el conde García Ordoñez, Lope Sánchez y Diego Pérez con mucho de sus soldados. Una vez obtenida la victoria Rodrigo Díaz los mantuvo cautivos durante tres días; luego los despojó de sus tiendas y demás pertenencias y les permitió marchar libres”
Paralelamente al regreso de las tropas derrotadas que volvían con las manos vacías a la corte leonesa, marchaba el Cid y su ejército con las parias cobradas y multitud de regalos de agradecimiento del rey al-Mutamid. Bajo la misma bandera y el apoyo de los musulmanes se habían enfrentado entre sí las dos embajadas a las órdenes de Alfonso VI, lo sorprendente fue la actuación del rey al enterarse de la batalla ocurrida entre sus hombres: No hizo nada.
“Rodrigo victorioso de la batalla regresó a Sevilla, donde al-Mutamid le entregó las parias para el rey Alfonso a las que añadió muchos regalos y obsequios que el Campeador llevó a su rey”
Fuentes:En el año 1079 Alfonso VI envió dos embajadas a los reinos de Granada y Sevilla con motivo de cobrar las parias anuales. Las parias eran los pagos que hacían determinados reinos a cambio de protección por parte de otro reino. La embajada de Granada iba comandada por el conde García Ordoñez y la de Sevilla por Rodrigo Díaz, el Cid. El rey de Granada antes de pagar las parias pidió a García Ordoñez, gobernador de La Rioja, que iba acompañado por Fortun Sánchez, noble alavés, Lope Sánchez, hermano del anterior y Diego Pérez, notable de Castilla, y sus correspondientes mesnadas (ejércitos) que saquearan el reino de Sevilla para dar una lección a su entonces enemigo el rey al-Mutamid. Los nobles sin consultar a nadie y muy gustosamente accedieron al trato con claro interés de sacar botín en esta campaña. Con las tropas árabes de Granada y sus mesnadas los nobles castellanos pusieron rumbo a Sevilla.
En esta ciudad estaba el Cid para cobrar las parias correspondientes, y el rey sevillano le comunicó el ataque al que iba a ser objeto exigiéndole la defensa y protección que estaba obligado a prestarle como representante del rey Alfonso VI, beneficiario de las parias. El Cid al conocer la maniobra de García Ordoñez y el rey granadino avisó a los atacantes pidiéndoles que se retiraran, pero esto solo provocó la burla de ellos que prosiguieron su avance confiados en su superioridad numérica. Ante esta situación el Cid salió al encuentro de García Ordoñez con su ejército y las tropas sevillanas del rey al-Mutamid.
Los dos ejércitos se encontraron en Cabra produciéndose una durísima batalla donde la visión estratégica del Cid venció a la superioridad numérica de García Ordoñez infringiéndole una dura derrota narrada en la Historia Roderici.
“el ejercito del rey de Granada sufrió una tremenda matanza tanto de mahometanos como de cristianos hasta que vencidos y avergonzados huyeron ante Rodrigo Díaz.
En esta batalla fue capturado el conde García Ordoñez, Lope Sánchez y Diego Pérez con mucho de sus soldados. Una vez obtenida la victoria Rodrigo Díaz los mantuvo cautivos durante tres días; luego los despojó de sus tiendas y demás pertenencias y les permitió marchar libres”
Paralelamente al regreso de las tropas derrotadas que volvían con las manos vacías a la corte leonesa, marchaba el Cid y su ejército con las parias cobradas y multitud de regalos de agradecimiento del rey al-Mutamid. Bajo la misma bandera y el apoyo de los musulmanes se habían enfrentado entre sí las dos embajadas a las órdenes de Alfonso VI, lo sorprendente fue la actuación del rey al enterarse de la batalla ocurrida entre sus hombres: No hizo nada.
“Rodrigo victorioso de la batalla regresó a Sevilla, donde al-Mutamid le entregó las parias para el rey Alfonso a las que añadió muchos regalos y obsequios que el Campeador llevó a su rey”
Falque Rey, Historia Roderici
Gonzalo Martínez Diez, El Cid Histórico
Proximamente:
Reflexiones sobre la batalla de Cabra