22 octubre 2007

Juan Antonio Cebrian


El sábado pasado los emperadores romanos se quitaron su manto purpura para abrigar el alma de Juan Antonio Cebrián. Alejandro Magno volvió para conquistar su espíritu y volar junto a él. Los reyes godos se inclinaron al paso de su último suspiro. La historia soltó una lagrima que resbaló como roció en los pétalos de su nuestra querida rosa de los vientos.
Su optimismo, voz cálida y nobleza intelectual nos atrapo en sus nuestras noches de misterio, magia, naturaleza…. e HISTORIA. Con sus pasajes de la historia y sus versus nos narró la historia como quien cuenta un cuento a su hijo, envolviéndonos en un manto de nostalgia y épica para transportarnos en la oscuridad de la noche a la luz de la historia. Nos hizo soñar y reír conduciéndonos a través de los tiempos abrazados a su nuestra rosa de los vientos. Nos hizo leer sus amenas y entrañables historias de la historia para transportarnos a épocas remotas.
En esta vieja Iberia la voz de la historia ha volado para unirse a sus mitos en el Olimpo de los dioses.
Adiós y gracias por tan buenos momentos.