Las guerras cántabras fueron unas guerras motivadas por dos causas ajenas a la versión oficial. Los romanos justificaron esta guerra como una intervención en ayuda de pueblos aliados que estaban siendo saqueados por cántabros y astures, pero realmente las causas fueron el control de las minas del norte de Hispania y la proyección política del emperador.
Augusto con la intención de justificarse políticamente ante el pueblo y dar el golpe definitivo para consolidarse como dictador, diseño una guerra envuelta en una gran propaganda que le hizo afianzarse definitivamente como jefe supremo en Roma. En aquella época había republicanos que estaban discutiendo el poder que Augusto estaba acumulando y esta campaña eclipso definitivamente las críticas. Con Augusto murió la república y se estableció una dictadura personal, que es cierto que encumbró al imperio a la mayor cota económica y territorial jamás conseguida por una civilización, pero también es cierto que lo dotó de una jerarquización administrativa que acabó en la mayor corrupción y decadencia social jamás vivida, terminando por extinguirse y dando paso a la etapa más oscura de la humanidad: la edad media, retrocediendo social, política y económicamente hasta etapas anteriores a la república romana.
La guerra de exterminio llevada a cabo por los romanos es uno de los pasajes más brutales ocurridos en la antigüedad, Roma mantuvo esta política durante diez años hasta extinguir social y culturalmente a los pueblos cántabro-astures ante la oposición de estos pueblos a ser sometidos. Los romanos hábiles negociadores en otros momentos, en esta guerra no lo hicieron, lo que me hace pensar que lo que realmente buscaba Augusto no solo era la victoria, sino también el exterminio de estos pueblos para venderlo políticamente en Roma.
El dinamismo económico que se creó con la explotación minera de ninguna manera afectó a los cántabro-astures condenados a ser esclavos en algún lugar del imperio, pero si creó un nuevo sistema que abrió esa zona al resto de Hispania y al comercio mediterráneo, algo impensable en los pueblos norteños, pueblos organizados muy arcaicamente que fue lo que les llevo a la desaparición.
Augusto con esta guerra dio un golpe de mano magistral apareciendo en Roma como gran protector de los interés romanos y triunfador ante los enemigos de Roma y sus aliados, la gloria imperial estaba en sus manos, él era el protector de la república, la justicia del mundo conocido estaba en su divinas decisiones, el imperio se podría abastecer de cantidades ingentes de hierro, oro, plomo, plata .…, y todo fue celebrado con gran esplendor ante la nueva etapa que se abría para los romanos.
Mientras los grandes magnates romanos se flotaban las manos ante el negocio que se les abría y la plebe se extasiaba con las batallas de Augusto, lejos de allí en las montañas cántabras el resto de un pueblo se escondía para ir desapareciendo lentamente como aire que baja de la montaña
Augusto con la intención de justificarse políticamente ante el pueblo y dar el golpe definitivo para consolidarse como dictador, diseño una guerra envuelta en una gran propaganda que le hizo afianzarse definitivamente como jefe supremo en Roma. En aquella época había republicanos que estaban discutiendo el poder que Augusto estaba acumulando y esta campaña eclipso definitivamente las críticas. Con Augusto murió la república y se estableció una dictadura personal, que es cierto que encumbró al imperio a la mayor cota económica y territorial jamás conseguida por una civilización, pero también es cierto que lo dotó de una jerarquización administrativa que acabó en la mayor corrupción y decadencia social jamás vivida, terminando por extinguirse y dando paso a la etapa más oscura de la humanidad: la edad media, retrocediendo social, política y económicamente hasta etapas anteriores a la república romana.
La guerra de exterminio llevada a cabo por los romanos es uno de los pasajes más brutales ocurridos en la antigüedad, Roma mantuvo esta política durante diez años hasta extinguir social y culturalmente a los pueblos cántabro-astures ante la oposición de estos pueblos a ser sometidos. Los romanos hábiles negociadores en otros momentos, en esta guerra no lo hicieron, lo que me hace pensar que lo que realmente buscaba Augusto no solo era la victoria, sino también el exterminio de estos pueblos para venderlo políticamente en Roma.
El dinamismo económico que se creó con la explotación minera de ninguna manera afectó a los cántabro-astures condenados a ser esclavos en algún lugar del imperio, pero si creó un nuevo sistema que abrió esa zona al resto de Hispania y al comercio mediterráneo, algo impensable en los pueblos norteños, pueblos organizados muy arcaicamente que fue lo que les llevo a la desaparición.
Augusto con esta guerra dio un golpe de mano magistral apareciendo en Roma como gran protector de los interés romanos y triunfador ante los enemigos de Roma y sus aliados, la gloria imperial estaba en sus manos, él era el protector de la república, la justicia del mundo conocido estaba en su divinas decisiones, el imperio se podría abastecer de cantidades ingentes de hierro, oro, plomo, plata .…, y todo fue celebrado con gran esplendor ante la nueva etapa que se abría para los romanos.
Mientras los grandes magnates romanos se flotaban las manos ante el negocio que se les abría y la plebe se extasiaba con las batallas de Augusto, lejos de allí en las montañas cántabras el resto de un pueblo se escondía para ir desapareciendo lentamente como aire que baja de la montaña