17 septiembre 2007

Romanos en China ( 2ª Parte)



¿Como llegaron los legionarios romanos a China?

La respuesta hay que buscarla en los enfrentamientos que Roma sostenía en el oriente con el Imperio parto. En el año 55 a.C, M. Licinio Craso, sin esperar el término de su consulado, había tomado el camino de su provincia proconsular —Siria— tras reclutar un ingente ejército con la intención de emprender una campaña contra dicho imperio ®. Los errores tácticos cometidos frente a la caballería enemiga llevaron al desastre del ejército de Craso en la batalla de Carrhae en el año 54 a.C, donde perdieron la vida veinte mil hombres y diez mil fueron hechos prisioneros. En el relato de la batalla hecho por Plutarco menciona que aquí fue utilizado un tipo de formación militar denominado testudo, consistente en colocar los escudos juntos formando una especie de caparazón que protegía a sus integrantes de las flechas enemigas y cuyo aspecto semejaría a las escamas de un pez. Este hecho será determinante para las siguientes argumentaciones. Tras el desastre militar, los diez mil prisioneros fueron llevados a la provincia margiana por los partos y destinados a proteger las fronteras de su territorio. La lejanía de cualquier territorio romano hacía imposible toda huida.
Por aquel tiempo, los Hsiung-nu dominaban Mongolia y devastaban las fronteras chinas, aunque al iniciarse el reinado de Yuan Ti (48 a.C-33 a.C.) se había conseguido una posición estable en el norte. Desde el año 60 a.C. dos facciones, comandadas por Hu-Han-sye y por Tschits-chi , se disputaban la realeza de los Hsiung-nu. Hu-Han-sye tuvo el valor de alcanzar la capital china y solicitar la ayuda de Yuan Ti, gracias a lo cual pudo vencer a Tschitschi. Éste, derrotado, se dirigió hacia el oeste y tras vencer a los Wu-sun y a otros pueblos de las inmediaciones del Mar de Aral, se instaló en un territorio correspondiente al Turlkestán actual, en el valle del Talas, fundando allí un gran imperio. Las autoridades chinas recelaron enormemente desde el primer momento del poder de Tschitschi, puesto que veían peligrar sus intereses comerciales en la ruta terrestre de la seda. Así las cosas, enviaron a Gan Yen-shou con la misión de destruir la capital de los rebeldes Hsiung-nu. Apremiado por su ambicioso comandante Ch'en T'ang, Gan la alcanzó en el año 36 a.C, venciendo a Tschitschi, decapitándole y saqueando la ciudad. En el relato de la batalla, contenido en el Libro de Anales de los Han, se señala que se vio allí más de un centenar de hombres dispuestos en una formación semejante a las escamas de un pez —yú-lín-cheng . Dicha formación recuerda con casi total seguridad a formaciones grecolatinas.

Proximamente: Los legionarios rumbo a China